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Mostrando entradas de octubre, 2014

ANA

Me empeñé en celebrar la vida, pero la muerte sigue enganchada justo en el nudo de mi pecho donde reside la angustia.  Me gusta recordarte flotando en mis entrañas, atada a ese cordón que nos sigue uniendo aunque ahora sea invisible, pero las imágenes de otros días se suceden y llega la indecisión de si las espanto o me las guardo en el hueco de la alegría. Sólo quería gritarle al mundo que todos los días eres mi pensamiento, que hoy hace ya cuatro años, que tú no puedes ser el motivo de una tristeza pero que la amputación duele mucho. Sólo diez meses y medio bastaron para que llenaras nuestras vidas de  buena suerte; la que trae un nombre capicúa. Ana.