ÍLLORA
Mi pueblo mide de contorno 1 hora más o menos. Una hora de saludar, de preguntar por el ánimo y por la salud. Una hora de encontrarte con la mujer del Tuta , con Alfonso al que hace tiempo que no ves porque ha estado enfermo, con aquel muchacho que nunca te hubiera saludado de no ser porque has pasado por su barrio, con aquella que perdió la razón porque se cansó de estar cuerda y con alguien con quien nunca has hablado pero que también tiene un perro. Una hora de observar desde abajo los vestigios del castillo y desde arriba lo que serán las ruinas de la iglesia. Una hora de igualar todas las casas, desde la distancia, con un guiño de blanco. Una hora de adivinar por el olfato que hoy aquí se comen lentejas y allí garbanzos. Una hora en la que a unos les gusta el flamenco y a otros la radio. Una hora de chiquillería en el cole y de silencio en los barrios. Mi pueblo es una hora de belleza y siglos de encanto.