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Mostrando entradas de septiembre, 2021

TRES COLORES. BEIGE

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 B eige es una palabra de origen francés que significa sin color, del color natural de la lana, gris amarillento. No me gusta este color. No me gustaba aquel vestido que me hizo mi madre con un trozo de tela que le sobró a ella de  hacerse una falda, tampoco me gusta la ropa interior  de este tono y al pensar en  aquella cartera del cole, de ese gris amarillento, la recuerdo siempre sucia. Hoy me he  reconciliado  con esta contradicción del "sin color"  porque  me resuena de un modo especial lo de "del color natural" En nuestro interior están todos los colores, por eso los reconocemos. En nuestra esencia somos todo, lo que nos gusta  que los demás vean y lo que no nos gusta, como unas bragas beige. Y entonces entiendo que es lo natural, que también es el color de mi alma. Y me reconcilio, y me acepto, y me reconozco y entiendo. 

TRES COLORES. AZUL

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Si la niñez  fuera un color, sería azul. El vestido de frunces con cuadritos vichy, la puerta de hierro de casa, la piscina de mi vecino de enfrente, los puños de Mazinger Z  y el babero del cole con mil rayas celestes. Los ojos azules de mi amiga Mariví, mi cuna de madera en la que dormí tanto tiempo, la bata de franela de mi hermano  y el lápiz para colorear el cielo. Cuanto más recuerdo, más azul lo veo todo. Será por eso que  la curiosidad, la alegría, el nerviosismo de la noche de reyes, el forro de los libros el día antes de que empiece  la escuela, el soplo de las velas de cumpleaños y los besos de mamá, también son azules.