TRES COLORES. AZUL
Si la niñez fuera un color, sería azul.
El vestido de frunces con cuadritos vichy, la puerta de hierro de casa, la piscina de mi vecino de enfrente, los puños de Mazinger Z y el babero del cole con mil rayas celestes. Los ojos azules de mi amiga Mariví, mi cuna de madera en la que dormí tanto tiempo, la bata de franela de mi hermano y el lápiz para colorear el cielo.
Cuanto más recuerdo, más azul lo veo todo. Será por eso que la curiosidad, la alegría, el nerviosismo de la noche de reyes, el forro de los libros el día antes de que empiece la escuela, el soplo de las velas de cumpleaños y los besos de mamá, también son azules.
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