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Mostrando entradas de 2013

COLORÍN COLORADO.

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  E l cuento, ese inocente puñado de letras que se  tatúan en el alma con el deseo irresistible de que no se trate de otra broma pesada de la vida, con el deseo irresistible de que el "comieron perdices" sea la guinda de una puñetera existencia con los ingredientes de un cuento real. Érase una vez un lugar muy, muy lejano... el que cada uno quiera imaginar desde su más profundo rincón de la fantasía, aquel al que te lleva lo más íntimo y libre de tu ser. Vivían... tres conejos con chilaba púrpura; un gato con bata de boatine ; una niña sin cabellos dorados ni rosadas mejillas, con  orejas puntiagudas y una lengua demasiado grande o una boca demasiado pequeña, más hermosa que cualquiera del lugar. Un buen día...ese día en el que nos hacemos mayores para pasear solos por un prado violeta, bañado por las aguas plateadas de un río donde los príncipes tienen ancas y los peces con ictus pescan  sirenas de carmín en los labios y máscara en las pestañas. Se encontró en

DESPEDIDAS

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 Las despedidas son puentes invisibles hacia un futuro de esos que se dicen inciertos. Para unos son miedo, para otros esperanza, emoción, aventura. Para la que se queda es una mezcla de emociones fotografiadas en cada una de las lágrimas que sin pena se derraman por la mejilla. Las despedidas son emotivas, luego llega la costumbre y después   el reencuentro. Para la que se queda,  la despedida es un nudo en el estómago, un temblar de barbilla, un egoísmo profundo y una generosidad   en forma de amor. Las despedidas   llegan   y los Pablos preguntan que por cuántos años,   la ausencia. Para la que se queda   son como un preñado de diez meses coincidiendo con el de hace dieciséis. Esta despedida es el prólogo a un camino que le cambia el significado al verbo truncar, a un diario de madre que ha perdido el control, a acontecimientos en los que siempre está el ausente y   al desconcierto de que lo cierto ocurre en este futuro incierto   que para evitar la rima no diré que hoy

CAPÍTULO I

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Tiene que andar por ahí alguien a quien  le guste la carcajada, el parloteo compulsivo, las montañas rusas emocionales y las charlas explícitas de sexo.  Ahora lo sé. No lo busco, no me encuentra. Como comprenderás me tienes que reconciliar con el ser humano  y quitarme esa manía mía que insiste en  desapuntarme de este mundo que a veces me maneja como a una pesada marioneta y se empeña en sacarme del barco. Quien lo quiera entender que lo entienda. Y ahora recuerdo que me besaste anoche y que me apretaste esta mañana. ¿Qué bonito, no? ¿Será que me empeño en  esa imagen que sólo existe en la cabeza de los que inventan letras? De sol a sol esto es lo que hay. Anoche engendramos la magia. ¿Mañana? Y para terminar pido que me arranques el miedo, aunque si lo pienso  también es necesaria la prudencia. Preparada estoy para amar y no buscarte, a ver si así me encuentras.  Te doy una pista, o mejor un decálogo de exigencias: 1.- Amar 2.- Adorar 3.- Besar 4.- Apret

LA CRISIS DE LOS CUARENTA

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He buscado poemas. He buscado canciones. He buscado fotos de caras con cuarenta años de historia. Me he empeñado en hacer la crónica de una crisis, la de los cuarenta. He buscado la fórmula para decir sin que nadie se entere que hay personas que hacen de  este proceso una perdida de la dignidad en tan solo un abrir y cerrar de piernas. He buscado la película más cursi del mundo para decirte que te amo, o que al menos lo intento, o que al menos lo haré cuando me quite la coraza de este estúpido miedo. He buscado un momento que se suspenda en el tiempo para que tú no te vayas, tú no crezcas más y tú vuelvas. He buscado las palabras que derrumben los malditos tópicos y que griten lo que me salga del coño. EL POEMA “...Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora... Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a sa

¿DÓNDE RESIDEN LOS SENTIMIENTOS?

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Ojala pudiera embotellar todo esto que siento   sobre lo hermoso que es cada aliento de vida   El vuelo Un martes, un sábado, o un lunes, alguien me preguntó  si yo sabía dónde residían los sentimientos. Me hubiese gustado contestar que  están en el corazón, en las entrañas, a flor de piel, en la palabra, en una lágrima, en una sonrisa e incluso en el silencio. Me hubiese gustado decirle que el dolor de una falta está en ese cordón que  une los ombligos, que esas mariposas en el estómago son de los colores del arco iris, que las palpitaciones son el preámbulo a la cita de tu vida, que te flaquean las piernas cuando te quieres desplomar sobre la emoción y que la línea de vello que recorre la espalda se eriza porque ahí residen el miedo y el deseo. Sin embargo, lamento comunicar que los sentimientos viven en el lóbulo frontal de ese cerebro que por gris le hemos colgado la etiqueta de feo, frío, ... La buena noticia es que ese cachito de lóbulo se puede entrenar, se

¿POR QUÉ LO LLAMAN AMOR CUANDO QUIERE DECIR ...?

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Aquella fue su decisión más importante desde que el audi se le instaló en el garaje.  La miró con ese desdén con el que la miraba desde la vuelta del viaje de novios y se lo dijo. Entonces ella abandonó, allí mismo, su cara hierática y su olor a lejía . Sin dilación se marchó, atravesando el umbral que años antes había cruzado en brazos. Tres meses después recibió una carta que abrió mientras sorbía con una  pajita los jugos de un daiquiri. De banda sonora, las olas del mar. Se recostó en la hamaca y, tras darle el visto bueno a un mulato de impronunciable sonrisa,  leyó: Querida, cuando te anuncié mi decisión de dejarte, lo hice en un arrebato de locura. No puedo vivir sin ti. Vuelve por favor.   -¿Ocurre algo mi amol?  - No, nada. Con la lectura me ha dado sueño, vayamos a echar-nos un rato. 

SOY UNA SUPERMUJER. NO UNA SUPERHÉROE.

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Gina era la típica mujer fatal a la que todos deseaban. Esta reputación pesaba demasiado y no la podía perder. La mantenía a base de rojo carmín, una buena máscara de pestañas, una estrecha falda negra y unos tacones de infarto que marcaban el ritmo del  poder allá por donde pasaba. Hasta Willi, el ciego, podía intuir su presencia con solo aspirar esa mezcla de tabaco rubio y perfume del caro. Sin embargo, había mañanas en las que la resaca le traía  las ganas de morirse. El rímel le chorreaba con un cruel patetismo. Cogía un  frasco de pastillas y justo a tiempo pensaba en esa reputación a conservar. Sonreía, se lavaba la cara  y se tomaba un martini seco, sin aceituna y sin remover, así, a pelo que era como mejor se mitigaba la resaca. Luego lo llamaba para concederse el placer de escuchar su voz. Como respuesta  a ese "diga" profundo, masculino, seguro, espeso como la niebla; el chasquido del mechero y otra vez las ganas de morirse. Aquella mañana no volvió, com

COMO ENAMORARSE Y DESENAMORARSE EN UNAS CUANTAS LETRAS

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Y entonces ocurrió. Somos caprichosas como el orden aleatorio.  Somos la excepción a esa tópica frase que dice que "la realidad supera a la ficción". Somos la  excusa perfecta para una historia en la que el guapo, guapísimo, tiene la suerte de enamorarse de nosotras. Esa sonrisa debió estar prohibida. Esos labios no había foto que los soportara. Para colmo era gracioso, cariñoso, ingenioso y todos los -oso buenos que se conozcan. Escribía de miedo y siempre decía algo con sus letras que me hacían pensar que hablaba de mí. ---------------------------- Nos conocimos hace ya algún tiempo, en una conferencia en la que le pregunté: - ¿Cómo escribiendo tan bien lo breve,  lo haces tan  mal en tu novela? Yo que soy así de impulsiva, de bocazas, de kamikaze, no quise perder la oportunidad de hablarle y lo hice con la peor pregunta  del mundo. Él, muy educado, contestó que se alegraba de que me   gustara como escribía lo breve y que se entristecía porque no me había gus

EL TIPO AQUEL

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Siempre intento ver detrás de cada comportamiento humano algo que lo justifique, sobre todo cuando se trata de algo negativo. Es decir, cuando alguien me molesta porque sus actos son algo, medianamente o insoportablemente vomitivos, trato de  descubrir detrás de su pellejo cualidades que a simple vista son imposibles de descifrar. Esta praxis, como todas en la vida, a veces tiene sus excepciones y con algunas me he encontrado ya. Sin ir más lejos el otro día con el tipo aquel. Estábamos comiendo, en el restaurante "El fogón de Trifón", un surtido de croquetas que nos había recomendado el que supongo era el tal Trifón. Es cierto, como puede apreciarse en la imagen,  el salón es un poco pequeño; no tanto como para tener la sensación de que la rubia de al lado te esta metiendo la melena en tu plato, pero sí  como para escuchar el parlamento de  alguien que habla como si fuese el último humano en la faz de la tierra. Comedor de "El Fogón de Trifón" Ese último

¿A DÓNDE IRÁN?

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 Es uno de los misterios de la vida cotidiana.   Comprendo que se pierdan las cucharillas del postre, comprendo que se pierdan los alfileres de novia (entre otras cosas para eso están), comprendo que se pierdan neuronas (a unos se les nota más que a otros). Pero no puedo entender cómo se pierden los calcetines. Los metes en la lavadora, es cierto confesémoslo, a veces ni siquiera los estiramos. Termina la lavadora, los sacamos y los tendemos con la ligera sospecha de que falta alguno, ya que no lo has podido pillar junto a su compañero con la pinza. Pero cuando descubrimos que la ausencia es una realidad, es en el momento en el que nos disponemos a doblar la colada. No obstante los dejamos en el fondo del cesto de ropa pendiente de plancha, pensando que en otra "lavadora" aparecerán. Un buen día, años después, cuando decides deshacerte de los calcetines que ocupan la mitad del cesto de la ropa para planchar, te das cuenta que es inevevitable la falta. Desapar

LOS SONIDOS DE MI CASA

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Mi casa podría escucharse como la banda sonora de una peli de miedo. Mi casa tendría la posibilidad de ser el lugar perfecto para encontrar el eco del silencio.   Mi casa habrá a quien le desafine, le desentone. Mi casa algún día lograría dar el cante. Pero no es así, mi casa sobre todo suena a: También suena a cantante de ópera novato, muy novato. En ella se escucha la Bikina y también el llanto de un bebé que ya no se oye (ni antes tampoco, pobrecita mía). Suena a notas de guitarra clásica mezcladas con rock En mi casa se oye al corazón de un chelo, o al chelo de un corazón, o mejor dicho: a un Corazón tocando el chelo. Un quinceañero escucha  temas de cuando algunos tenían quince años. Mi hogar suena a páginas de un libro que pasan, a un pato con forma de teléfono y a veces a un Isabel en el que la "e" se hace infinita. La melodía del número 8 de mi calle es esta:                                 Y esta: Mi casa s

LA NOTA

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Hoy ha sido el gran día. Un frío glacial me lo ha puesto muy difícil, no había mucha gente paseando por la calle  entre la que ocultarme.  He tenido que improvisar, comprando en un puestecillo callejero unas gafas a lo Pantoja y un pañuelo   a lo Grace Kelly (perdón, la Pantoja y Grace no pueden coincidir en una frase, no pueden coincidir en un texto, no pueden coincidir…) Unas gafas a lo Audrey y un pañuelo en la cabeza a lo Grace. He sentido que con esta pinta era, más que alguien discreto, alguien que habla de zona amarilla en una diana,   de mujer de rojo en un funeral, de capotes en una plaza de toros, de chica persigue a chico porque se ha enamorado locamente de él. Has entrado en ese bar del que tantas veces has hablado, te has pedido una copa de vino de ese que tantas veces has recomendado,   te he visto esa sonrisa que debería estar prohibida. Mientras tanto, me he colocado en una mesita, en aquella del fondo donde siempre te imaginé. Justo antes de que mirases hac