La sonrisa de Mona Lisa

Continuamente me invento historias de modo que mi cabeza parece una coctelera, la necesidad de mostrar al mundo este cóctel de sentimientos y no poder me duele profundamente. Es ante estas sensaciones cuando me planteo si no estaré al borde de la locura. La locura para mi es sentir que la  hierba es agradable  y dejar que esa sensación dure lo bastante como para que se convierta en algo demasiado importante en tu vida. Locura es decir a un amigo "te quiero", sin importar que de este modo seas mas vulnerable. Locura es pensar que lo tienes todo y que seguirás teniéndolo aunque un Lotus no abrace tu muñeca o un mueble no adorne tu casa.  Locura es tener la sensación de que todo en la vida  hasta lo más triste que uno pueda imaginar es causa o efecto del camino que uno debe seguir.

Aún me tenía que peinar mi madre cuando decidí ser bailarina. Era de las primeras cosas que quise y luche por conseguirlo. En pocos años ya   alababan mi talento, este no era gratuito, todos los días antes de ir al cole entrenaba los demi plié   y los grand plié , los jeté   Por la tarde asistía a   clase, en el conservatorio de danza, perdiéndome los juegos en el parque. Con 12 años   todavía no tenía costumbre de leer prensa, pero aquel día, esperando al autobús que me llevaba desde el conservatorio hasta casa, alguien había dejado el periódico en el asiento de la marquesina. A pesar de   llevar mis libros del cole para estudiar un poco en el trayecto decidí cogerlo, lo abrí   y   lo hojeé hasta llegar casi al final donde había un gran anuncio que me estremeció e hizo que pegase un brinco de alegría. Mi sueño estaba allí; participar en un casting para un musical infantil, aunque había un problema. Era en Madrid.   Aún así, nadie se iba a interponer en mi camino, lo tenía decidi