LOS CHICOS NO LLORAN

Justo cuando pensaba despedirse el cielo se hizo pesado, las esponjosas nubes se convirtieron en un velo gris, comenzó a soplar el viento y la lluvia emprendió una azotaina contra su cara. Ella, allí en medio de aquel lugar desconocido,disfrazada de sopa comenzó a llorar con un desconsuelo tal que no había persona que pasase por su lado y no la mirase con pena. Él,  pese a que le estaban esperando, se detuvo para consolarla.-Yo te puedo ayudar-, le dijo. Y como si se conociesen de toda la vida comenzaron a caminar juntos.
Mientras tanto, en el otro extremo de la ciudad, el pelirrojo más rebelde del barrio se sorbía los mocos, sentía impotencia, no encontraba a su hermano pequeño que se había escondido en algún lugar del parque para guarecerse del espantoso sonido de los truenos. Estaba a punto de romper a llorar cuando recordó la sentencia, que por activa y pasiva,  le repetía su abuelo: "Los chicos no lloran". Se reprimió y, para contrarrestar,  golpeó una papelera cercana. La gente lo miró con desaire, con la misma mirada con la que se mira a los gamberros. Nadie le preguntó, nadie se compadeció. Él volvió a golpear la papelera, porque una lágrima estaba a punto, cuando recordó que los chicos no lloran.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MARCAR UNA DIFERENCIA

LA VOZ

DOS MIL CATORCE