ALEA JACTA EST

Cuando elegimos un camino lo hacemos en perjuicio de otro que se queda mutilado en el mundo del qué hubiera pasado si.
No es hora de mirar atrás, no es cuestión de conjeturas, no son buenos los tormentos. Pero ¿qué deja de pasar cuando elegimos?, ¿qué consecuencias tiene esa nada?, ¿cómo creer en lo que no existe?, ¿qué más da si "alea jacta est"? La existencia de estas cuestiones es suficiente para inventar, en el mundo de la imaginación, una vida que no se vivió, que no se sufrió o disfrutó, que no se escribió.

Dejé pasar la primavera y también el verano pero ya no estaba dispuesta a dejar  pasar más tiempo. Todo se estaba colocando allí arriba y ya sólo quedaba una pista para que, una vez acertada, se nos concediera el privilegio del destino, aunque estuviese haciendo trampa y fuese un sino manipulado. 
Me coloqué la mejor de mis sonrisas y me puse el carmín por montera antes de guardar mi turno. Por fin iba a librarme de la frase que tanto tiempo había ensayado delante del espejo. Una mirada, la mejor de las miradas, y en la primera página, una hora, un lugar y un teléfono.
El corazón quería hacer una ruta turística por todo mi cuerpo, mis andares se resintieron por el temblar y la espera se me instaló en los nervios.
Dos caladas, un trago, y un chicle después estaba sucediendo lo que dejo de ocurrir cuando elegí aquel camino. El que vivo ahora en detrimento de este que hoy cobra vida en mi imaginación.


Comentarios

  1. Por qué será que me inquieto al leerte? O acaso no te sé interpretar?

    ResponderEliminar
  2. No te inquietes. Yo leo relatos eróticos y no me inquieta la vida sexual de su autor.
    Y si no te quedas tranquil@, te diré que tengo una sonrisa de oreja a oreja.
    Millones...

    ResponderEliminar
  3. Cómo te va a inquietar la vida sexual del autor erótico! Con lo sana que debe ser! (risas)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MARCAR UNA DIFERENCIA

LA VOZ

DOS MIL CATORCE