A TRAVÉS DE LA MIRADA DE OTROS

 Julieta supo mucho tiempo después, del modo en el que se saben esas cosas, lo que los viajeros del tren habían comentado al verla sentada en el banco de la estación. 

Una niña dijo que quería jugar con la chiquilla de la calle. Una señora mayor gritaba desde el vagón: "Súbete, súbete". Un chico joven la vio hermosa. Y el señor mayor  del asiento 13A la observó en silencio, mientras una lágrima se le escapaba. La pareja de la última fila dejó de meterse mano atraídos por una energía que no sabían descifrar. Y la Julieta de dentro sintió que la Julieta de fuera era una poderosa mujer que hubiese conseguido todo lo que quisiera si no fuese por lo concentrada que estaba en su tristeza. 

Julieta no subió al último tren que pasó por la estación el 30 de Junio de aquel año. 


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